Soy un inmigrante venezolano que, como muchos, llegó a Estados Unidos buscando una vida mejor.
Pero nadie te prepara para lo que eso realmente significa:
Trabajar más de 40 horas a la semana, sentirte solo, perder tu motivación, descuidar tu cuerpo, tu mente, y hasta olvidarte de quién eres.
Yo estuve ahí. Me sentí roto, perdido, frustrado…
Hasta que decidí que no podía seguir sobreviviendo: tenía que empezar a vivir.